En algún momento de la vida de las personas, ha llegado el momento en el que se sufre por amor; si se terminó una relcaión, hay una discusión en medio, celos, o lo más trágico: Cargar con unos cuernos gigantes en la cabeza! Sí, ser víctima de infidelidad, y para ojos de muchos peor, si es el hombre el de sombrero de cachos.
El temor a esta situación es frecuente en todas las personas que han pasado por una relación, pero se hace más insoportable cuando esto modifica la forma de pensar, vivir, ver el entorno, cuando se hace parte de la propia vida y se convierte en motivo de obsesión, tanto que el concepto que se tiene de la pareja cambia, situación que se mete de manera brusca en la mente y domina la conducta, obligando a esta persona a intentar moldear inutilmente la personalidad ingenua de su pareja (en este caso la mujer), demostrándole con inteligencia todo lo que es malo, lo que no debe hacer, lo que es pecado, todo para sentir seguridad de si mismo, y la satisfacción de liberarse de la presión de cargar dos cuernos en frente. Pero una mujer que ya posó sus ojos en otro hombre, es imposible llegarle de cualquier manera, asi sea con argumentos puesto que desarrollará mayores habilidades para obtener lo que quiere, por ejemplo haciendose valer de la inocencia.
Las mujeres no se dejan manipular fácilmente, ya que son seguras de qué desean, y saben manejar con audacia todo lo que hacen, incurren en un error al dejarse llevar por las pasiones y las emociones en sí, pero a pesar de esto razonan para realizar sus sueños, y en esto no hay sometimiento que valga si justifica alejarse de su proyecto, y aun más si este es de amor...
"Los hombres engañan más que las mujeres; las mujeres, mejor"
Joaquín Sabina
jueves, 12 de noviembre de 2009
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